“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.
Estas palabras de Jesús de Nazaret son muy sencillas: “Pedid y se os dará”. No hay aclaraciones adicionales que limiten nuestra capacidad de obtener lo que pedimos. No hay otras condiciones, ni “letra pequeña”. Basta con tener fe, con confiar en que recibiremos lo que pedimos.
Sin embargo normalmente las cosas no resultan tan fáciles…
Desde niños aprendemos a sentirnos insatisfechos cuando no conseguimos lo que deseamos y nos pasamos la vida anhelando cosas que muchas veces no nos convienen o sencillamente no podemos conseguir, y nos pone tristes el no conseguirlas… Y con frecuencia tratamos de obtenerlas de la manera equivocada o a costa de lo que sea.
Creo que una manera más adecuada de vencer nuestras frustraciones es pensar que “cuando la vida nos niega algo… es porque nos tiene preparado algo todavía mejor.”
Esta frase también puede prestarse a la polémica, porque podemos creer que es solamente mero conformismo, aunque a mí me gusta pensar que efectivamente así funcionan las cosas. Por lo menos parece ser cierta para el pequeño protagonista de esta historia tan original:
Es sólo la escena final la que justifica mi comentario de hoy. El niño anhelaba intensamente algo que no podía ser para él. “La vida” se lo negó, como lógicamente sucede en estos casos… pero en cambio le ofreció, finalmente, una alternativa mucho mejor: ¡una vecina de su edad!
Es interesante también ver que justo antes de un cambio importante para él, tal vez creando las condiciones para que sucediera el cambio, el protagonista fue capaz de desprenderse de algo que quizás ya era hora de dejar atrás: su juguete más querido…
Me hace pensar que cuando algo no ocurre como deseamos, debemos buscar alternativas, otras posibilidades que nos reporten felicidad de igual modo, o quien saber si mejor.
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