Si dices «te amo», estás haciendo feliz a otro, y eso regresa a ti como un boomerang. Pero si le dices «no te quiero», le lanzas dagas a su corazón. Y esas dagas también regresan a ti.
Por una extraña razón, hemos sido diseñados para que conforme a nuestras palabras, sean nuestros sentimientos y nuestro destino. Porque las palabras, no describen sólo las cosas que ves... son el eco de tu interior.
Si me hablas mal todo el tiempo de alguien, sé que, la que está mal no es esa persona... es que hay algo erróneo en ti.
Podría preguntarte: ¿Qué opinas de la lluvia? Y si me contestas «es triste», me estás diciendo que tú eres triste, es el eco de tu alma. Y si me respondieras «me da paz y me relaja», me dices que hay paz en tu corazón.
«Nada hay que entre en el hombre del exterior que pueda contaminarlo; mas las cosas que proceden del hombre son las cosas que contaminan al hombre».
Tus palabras y sólo ellas, son las que forman tu ánimo interior. No son las palabras que te dicen otros las que te lastiman. Son tus propias opiniones acerca de ellas las que te hieren. Sólo lo que sale de tu interior tiene el poder de herirte o sanarte. Y si hablas bien de todos... ¿Cómo puedes sentirte mal?
¿Quieres sentirte bien?... Lanza hechizos de amor.
Crea un conjunto de bendiciones sobre los que te rodean.
Y verás cómo te sientes.
Crea un conjunto de bendiciones sobre los que te rodean.
Y verás cómo te sientes.
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