“Coged las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis, mañana estará muerta…”
-Walt Whitman-
Pensando en esta bella frase me ha dado por pensar que, ante la vida, no podemos sentarnos a esperar que todo suceda cómo nos gustaría a nosotros, sin mover ni un dedo para explorar lo que se nos ofrece o sin valorar lo que ya tenemos.
Nunca debemos perder la oportunidad de alimentar nuestros sentidos, de disfrutar de lo pequeño que suele ser lo más grande. Se trata de vivir estando presentes en este preciso instante, extraer todo lo bueno y degustarlo como si del mejor vino se tratase.
Que el futuro sea incierto es algo que en realidad no depende de nosotros. No podemos dejar de vivir hoy lo que tampoco sabemos si podremos vivir mañana. Nuestra historia no puede esperar a que lleguen los momentos en los que el caprichoso azar nos brinde aquello que pensamos merecer. No podemos esperar ganar sin arriesgar, es imposible posponer nuestro presente. Es como taparse los ojos y continuar caminando, y si tropiezo ya culparé a la vida de ser injusta.
Cuando focalizamos nuestra atención en lo que la vida "nos tiene que dar", y no en lo que nosotros podemos hacer mientras estamos en ella, la impotencia y la frustración se harán compañeras permanentes de este viaje. En cambio cuando centramos nuestra existencia en lo que podemos obtener de la vida, en el intercambio que podemos hacer con ella… La mirada interior cambia.
Es lo que yo llamo "la importancia de vivir con los ojos del alma bien abiertos".
Cuando tenemos los ojos abiertos y el alma puesta en esa apertura de miras, vemos aquello que no podríamos ver de otra manera. Podemos ser capaces de percibir matices que pasarían desapercibidos si los ojos de nuestro ser permanecieran cerrados. Y es ahí, donde podemos ser capaces de disfrutar la vida. No hablo de grandes acontecimientos con repercusiones que todo el mundo perciba. Hablo de algo mucho más íntimo y sensorial. Hablo de alimentar nuestro ser con la cotidianeidad de estar vivos. De aprender de la naturaleza, de la vida, y todo lo que ella nos brinda con tanta generosidad.
Busca tu sentido de vida y saborea tu existencia. No la dejes pasar, porque esta vida es finita y busca encontrarse con tu despertar a cada segundo que pasa.
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