Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores. Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común.
Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de sacrificio: "Yo dejo de ser yo para dar paso al otro". Mi "yo" deja de tener sentido porque lo importante es estar atento a lo que el otro me dice. Se trata de ponerme en su piel, y hacer mías sus preocupaciones. Es empequeñecerme yo para engrandecer al otro.
Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de sacrificio: "Yo dejo de ser yo para dar paso al otro". Mi "yo" deja de tener sentido porque lo importante es estar atento a lo que el otro me dice. Se trata de ponerme en su piel, y hacer mías sus preocupaciones. Es empequeñecerme yo para engrandecer al otro.
La escucha atenta no es posible si no se da una verdadera empatía con la persona. Si escuchamos desde el corazón, la otra persona no sólo se siente comprendida, sino también valorada y querida porque comprende que sus problemas ahora ya no son sólo suyos, sino nuestros también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
*** GRACIAS POR TU COMENTARIO QUE SIEMPRE SERÁ BIENVENIDO ***