Cuando algo no sale como deseamos se crea en nosotros un sentimiento de frustración del que es difícil salir, porque la frustración crea una especie de círculo en nuestra cabeza y se va alimentando sola, creando más y más malestar.
Aceptar la frustración es algo que se logra desde el interior, sobre todo cultivando la serenidad. Se trata de aceptar lo que se presenta, lo que sucede, sea o no de nuestro agrado.
Esto no es fácil, porque tendemos a "revolvernos" contra nosotros mismos, pero aceptar las cosas como vienen es un signo de madurez.
La frustración es parte de la vida porque no siempre todo sale como nos gustaría a nosotros, pero no por ello debemos quedarnos ahí enganchados... Hay que tomar esa actitud de aceptación como parte de las enseñanzas y experiencias que, sin duda, te hacen crecer.
Tener una buena y desarrollada tolerancia a la frustración, te ayuda enormemente a ser más feliz, aceptando la vida tal cual es.
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