Son muchas las historias y leyendas que hay acerca del origen del Árbol de Navidad tal como hoy lo conocemos.
Para mí personalmente lo que a primera vista se me ocurre pensar es que el árbol hunde sus raíces en la tierra (digamos lo profano, lo que nos ata al mundo) y sus ramas apuntan al cielo (digamos lo sagrado, lo que une al hombre con Dios).
Por otro lado el color verde y su forma en punta, típico de los pinos que ponemos en nuestras casas, es símbolo de vida y esperanza, de lo nuevo que nace. Cuando los árboles (y las plantas en general) están verdes, significa que tienen vida, que la savia corre por ellos para que se desarrollen.
Muchos colocáis muy diversos adornos en vuestros árboles, pero no todos sabréis el significado real de cada una de las decoraciones más comunes que solemos poner.
Algunos de los adornos imprescindibles que no pueden faltar en nuestros Árboles de Navidad son:
Algunos de los adornos imprescindibles que no pueden faltar en nuestros Árboles de Navidad son:
Las bolas. En un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, representando con ellas las tentaciones. Hoy día, las bolas representan los dones que Dios da a los hombres. Las de color azul simbolizan el arrepentimiento; las rojas, las peticiones; las doradas, alabanzas; y las plateadas, agradecimiento. Otra tradición dice que se colocan las bolas con la esperanza de que todo nos “salga redondo” en el nuevo año, y así las bolas doradas atraerían la fortuna y las rojas atraerían el amor.
Las cintas o moños. Simbolizan la unión familiar y la presencia de nuestras personas queridas a nuestro alrededor.
Los angelitos. Serían los mensajeros entre nosotros y el cielo y son los encargados de protegernos, por eso no pueden faltar en tu árbol.
Bastones de caramelo. Representan la vara del Pastor, el que nos ha de guiar si no encontramos el camino. (Y si os dais cuenta, si invertimos el bastón navideño... resulta una J -de Jesús-).
Las luces. No importa el color que tengan, o si son fijas o se apagan y encienden. Su único posible sentido es el de iluminar ese camino nuevo que vamos a emprender.
Y por último colocaremos la estrella en la parte más alta del árbol, en su punta. Es el recordatorio de la primera Noche de Navidad y representa la fe que guía nuestra vida, recordando a la estrella que guió a los Magos de Oriente hasta Belén.
Estos son algunos de los más tradicionales adornos del Árbol de Navidad, pero no olvidéis que más allá del tamaño de nuestro árbol o de los adornos que éste tenga lo más importante, y lo que realmente le da sentido, es armarlo en familia, con amor, con fe y sobre todo con esperanza.
Y tú...
¿Cómo has puesto este año tu Árbol de Navidad?
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