Dame fuerzas para llevar ligero mis alegrías y mis penas.
Dame fuerzas para que mi amor dé frutos útiles.
Dame fuerzas para no renegar nunca del pobre,
ni doblar mi rodilla al poder insolente.
Dame fuerzas para levantar mi pensamiento
sobre la pequeñez cotidiana.
Dame fuerzas, en fin, para rendir mi fuerza, enamorado, a tu voluntad.


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